Aquí me encuentro, solo, agobiado, esperando que mi mente comience a funcionar tal como lo hacía un tiempo atrás.
Recién llegado de un sitio apestado de oxigeno puro, árboles y mosquitos; sitio donde fui atacado por marmotas adictas a los esteroides... No lo sé, y tal vez nunca lo pueda llegar a entender, pero tenían un ensañamiento hacia mi persona. Correr por un bosque siendo perseguido por pupilas rojas, totalmente dilatas y con la cabeza llena de ácido no es recomendable para nadie.
Cuando por fin logré escapar, la policía me atrapó con una botella de éter, y después de una extenuante discusión, recuerdo haberles dicho que era para sacarme las ladillas, pero no me creyeron.
Después de haber sufrido una experiencia terriblemente traumática para cualquier persona, me encuentro encerrado en una prisión subterránea, en donde los polis utilizaron claramente técnicas de la Gestapo y quemaron mis testículos con un "magic click".
No quedó en claro lo que buscaban de mí, pero, para el momento en que ustedes pagaron mi fianza comenzaron a tratarme como si fuese Paris Hilton. Se disculparon cortésmente y quedé en libertad... No lo se, tal vez suponían que estaban tratando con un pordiosero desahuciado sin familia ni amigos a quien reclamar y relatar el subordinamiento y desprecio que destilan hacia las personas, pero los polis no suponen... Solo te juzgan.
Probablemente la mejor decisión hubiese sido la de seguir prisionero al lado de estos sádicos, estudiando sus hábitos, volviéndome uno de ellos y estar tranquilo conmigo mismo ¡Pero no!, ustedes me liberan, y ahora me ordenan que escriba algo coherente para no sufrir las consecuencias de sus superiores.
En este momento me encuentro totalmente convencido de la clase de mierda que son, puesto que si no me necesitaran, esos nazis seguirían quemándome las ladillas.
¡No!, no... Contrólate, mira lo que estas escribiendo, ¿ladillas y nazis?, ¿tome algo antes de sentarme a escribir?, control… control sobre tu mente, necesitas un buen material...
¿Para que fue el viaje a este nefasto lugar?, estoy casi seguro que tengo que escribir sobre ello, pero… ¿Por qué no recuerdo nada?... Contrólate.
Al fin y al cabo, la culpa no fue mía, los azules me atraparon por lo tanto no pude concretar mi entrevista... Claro, claro... no es mi culpa.
De todas formas el teléfono no para de sonar, y estoy seguro de que son ustedes, por lo tanto desconecto el teléfono. Necesito paz, tranquilidad, santuario. Pero… ¿y si el que llamaba con tanta insistencia era algún amigo tratando de avisarme que obtuvo tres kilos de cocaína de alguna forma ilegal y asquerosa, y ahora quieren compartirla conmigo?, ¿o tal vez algún mensaje automático del gobierno, advirtiéndonos que estamos en peligro nuclear?... Si, eso seria lo ideal, lo único que puede salvarme en esta situación, seria otra situación igualmente caótica. Pero no correré el riesgo de conectar nuevamente el teléfono, eso es lo que ellos quieren.
Contrólate hombre, contrólate. Tengo que seguir escribiendo. Necesito un trago; tengo media botella de whisky y dos pastillas azules que desconozco totalmente, (tal vez si las tomo, me producen una embolia y puedo descansar).
Me levanto suavemente de mi silla, pero la pierna derecha se desvanece totalmente y quedo tendido en el suelo, ¿Qué mierda tomé antes de sentarme a escribir?, por los mareos, probablemente fue acido.
Levántate suavemente, tranquilo… tranquilo, ahora camina hacia el estante donde se encuentra el whisky, agarra un vaso, tira unos hielos y sírvete (no parece tan difícil), toma las dos pastillas azules que están a tu derecha y trágatelas... Ahora vuelve despacio a tu silla que está frente a la computadora y siéntate.
Dios, ¡que odisea!, algo tan simple como levantarse a servirse un trago y tomar dos pastillas, se convierte en algo más difícil que comprar un mono en el mercado negro... ¡Pero lo hiciste! – bien Alan, bien – Ahora tienes que seguir escribiendo...
Continúo postrado en esta silla extremadamente incomoda, pasaron quince minutos desde que tome las pastillas y no puedo escribir absolutamente nada excepto sobre ellas... todavía no siento sus efectos, por lo tanto no sabré que son… mientras tanto el acido se encuentra en su apogeo.
No siento mi cara, se que esta ahí, pero no la siento, intento tocarla pero no puedo encontrarla. Lo que resulta confuso es que puedo seguir escribiendo a una velocidad increíble, mucho más rápido de lo normal.
¡Sigue escribiendo!, estás bien Alan, estás bien… Ahora me pregunto, ¿Qué demonios estoy escribiendo?, esto no es una historia, esto no va a ningún lado... ¿O tal vez si? tal vez sea mi obra prima, y estoy demasiado drogado como para darme cuenta.
Igualmente estoy seguro de que me van a matar, al menos que yo los mate primero, es mi vida o la de ellos.
No, no te desvíes de la idea - ¿Cuál es el tema de este articulo? - no lo se, solo sigo escribiendo, de una forma inerte, de la misma manera que un soldado dispara contra su enemigo - vas a tener que buscar tu arma pensé, de otra forma serás hombre muerto -.
Acorde a la radio son las quince y cinco, el sol entra por la ventana de tal manera que enceguece por un momento, la pared que se encuentra frente a mi parece incendiarse, - debería nadar por un momento pensé -, ¡si!, eso haré, después de terminar esto, hasta eso el efecto del acido habrá terminado, de otra manera, me hundiría como una roca.
Sin embargo, las palabras de la radio suenan en mi cabeza, pero no comprendo lo que transmiten. Dijeron algo como: “detienen a policías locales por utilizar métodos de tortura contra sus prisioneros”. Esa noticia resonó en mi cabeza, pero no podía recordar el porqué.
Decidí cambiar la estación, ¡necesito un poco de música! Si, esa esta bien, no se si son violines o xilofones, pero es música... hoy en día es difícil encontrar una radio sin noticias y publicidades baratas, creyendo poder solucionar su situación monetaria través de una publicidad de condones, totalmente sin sentido...
El sol sigue dentro de la habitación, - voy a buscar mis anteojos negros - pensé… Cuando de repente, una sensación extraordinario y aberrante se apoderó de mi cuerpo, sonidos infernales salían de la radio, demonios y espectros comenzaron a salir de las paredes, ¡comencé a levitar!, me encontraba flotando a dos metros de mi silla, mi cabeza pesaba como una sandia, ¡no podía controlarlo!, un terror se apodero de mi, mientras el teclado de la computadora se burlaba de esta situación. ¡Contrólate hombre!, no puedes estar levitando, es irreal… ¡¡¡Cálmate, cálmate, sigue escribiendo, toma un trago de whisky, fúmate un porro pero sigue escribiendo!!!
De pronto, un tenebroso silencio se apoderó de la habitación, - ¿Qué esta pasando?, ¿serán esas pastillas que tome? -, no lo creo. El silencio duró un par de minutos mas, hasta que el teléfono sonó de una forma tan abrupta que salté de mi silla, - ¡dios mío! - dije… El maldito siguió sonando unas cuatro o cinco veces hasta que decidí contestar… Pero no había nadie del otro lado. - Tal vez fue un delirio -, pensé, - ¿en que momento lo enchufe? -, no podía recordar.
Me sentí aliviado, el efecto estaba aminorando, tal vez fue el susto del teléfono... Pero aun así no tengo historia, y no recuerdo nada de lo que hice hasta hace cuatro días atrás.
Tantos delirios, tanta droga, tantos problemas. ¿En que clase de país vivimos? Claramente soy una victima de la explosión de las drogas, pero... en nuestra generación totalmente desahuciada, ¿Quién no lo es?, cuando a cien metros de tu casa encuentras un vendedor de paco, aprovechándose de los enfermos... Enfermos por nuestra propia culpa, por nuestra discriminación, nuestro esplendoroso ego, haciéndonos sentir menores mutuamente... haciéndonos sentir mierda.
Mientras tanto la policía y los jueces están muy ocupados dándole cinco años de prisión a un adolescente que roba una gallina para poder comer esa noche, obligado de hacerlo, para no caer en esa terrible droga.
Mientras tanto, gordos ricachones entran al país con toneladas de dinero para nuestra propia presidenta, como una especie de ofrenda por algo que intentan de ocultar minuciosamente y que nosotros jamás entenderemos o sabremos.
Así nos manejamos, y así progresaremos. Totalmente perdidos... pero si tengo que pretender una subjetividad, creo que nosotros, nuestra generación, por mas que nos inculquen el poxirán como un héroe nacional, todavía tengo esperanzas de que podemos seguir adelante, y que lo que estamos haciendo... Esta bien.
Contrólate hombre... contrólate
martes, 19 de febrero de 2008
Publicado por Alan Bomczuk en 15:50
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3 comentarios:
:O
Sin palabras...
muy bueno, q flash dios mio jajajaj
juajauaajau ..taaaaaaa muuuuuuy buenooooo..me mataba de risa con la mezcla de ideas..y tus cambios de flahsees por dio! muy bueno ! plaf plaf plaf! ...muy buenas ideas tiradas y comparadas a la realidad ! te felicitoooo! sos muy bueno !
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