Solo oprime Play

sábado, 12 de abril de 2008

Un viaje sin rumbo, un destino incierto, un auto veloz, tres personas intentando ser personas, y una tonelada de droga…
Así comienza este camino al mas allá, un camino sin retorno, sin motivo y sin control.
En busca de un viaje pura y exclusivamente laboral y profesional tanto de mi parte como de mis compañeros: mi contador, abogado y guardaespaldas, el Doctor Burla, junto a mi consejero espiritual, amigo y dealer, el Señor López.

Nos dirigíamos en un falcon color champagne totalmente refaccionado, tapizado blanco, alfombras blancas, motor perfectamente nuevo, un tocacintas con ocho parlantes de alta potencia, y ceniceros totalmente pulidos y brillantes.
En el baúl cargábamos papeles, maletas, medio kilo de cocaína, diez tabletas de ácido, una botella llena de éter, casi 60 porros, mucho té de nuez moscada y una caja de botellas de whisky barato.

Mi objetivo era llegar al evento de vinos y uvas “Viñas borrachas” en la capital de Mendoza. Un evento en el cual exponen las próximas cosechas de los vinos más finos del país, ergo, el lugar está repleto de gente elite, fina, vip… de mi clase obviamente.
Aun asi no me sentía tranquilo, tenía una preocupación y esta no era la falta de droga, eran mis compañeros. - Seguro me harán vivir un terrible momento - pensé. - Para cuando esté trabajando se transformaran en bestias rabiosas y van a arruinar todo, mejor los abandono en esta ruta desolada y sigo mi camino solo… -. No, no soy un nazi, no puedo hacer eso, sigue manejando, sigue manejando. La droga expulsará estos pensamientos de mi cabeza… sigue manejando, sigue, sigueee… - los limpiaparabrisas parecen estar bailando alguna especie de danza antigua…- pensé.
Listo, es un claro ejemplo de como la droga te soluciona todos los problemas en tu mente.



Decidimos parar en una cafetería cercana a la ruta. Para estar bien arriba hay que estar con el estomago lleno.
Al ingresar notamos que estaba totalmente vacía, y personalmente, tuve un extraño presentimiento.
Nos sentamos en una mesa, tomé una línea de coca y comencé a platicar con el Dr. Burla. El estaba totalmente limpio, no había ingerido ni un gramo de cocaína en todo el viaje, creo que su religión no se lo permite. Mientras tanto el Sr. López hablaba por teléfono en una cabina.
Cuando llegó la camarera comencé a sentir nuevamente ese miedo tan atroz; ella parecía una caricatura de Betty Boop a color, sus ojos me recordaban a los de una anciana temerosa, mientras que su cabello era alto y rojizo.
El problema fue cuando noté que la descripción que estaba dando de ella, no la estaba pensando, la estaba diciendo en voz alta mientras ella y mi sucio contador me miraban. - Oh por Dios- dije - Perdón… quiero un café, un mescal y un vaso de whisky- ella anoto mi orden y se fue.
- Mierda, mírate la cara, estas a punto de explotar- dijo el Sr. Burla - Vete a la mierda- fue mi respuesta clara y concisa.


Para cuando el Sr. López se unió a nuestra charla, yo estaba sudando a chorros - el cambio de clima siempre me jugó en contra-. Todo daba vueltas, no podía ni encender un cigarrillo.
Obviamente, mi dealer, entrenado para este tipo de situaciones, me aconsejó: - Te falta la medicina- dijo, y me dio una pastilla nunca antes vista por el ojo humano -¿Que es?- pregunté -Solo traga, es una mezcla de éxtasis con LSD y mescalina, la preparé la semana pasada y todavía no pude probarla- lo observé fijamente, luego observé la pastilla y me la tragué. -Maldito Frankenstein- pensé.
Al principio fue como un toque de metadona, un calor abrumador subió a mis orejas. Sabiendo lo que me esperaba, até el grabador a mi brazo y solo presioné play…


Para cuando desperté me encontraba en la habitación del hotel al que estaba registrado, las paredes estaban escritas con lo que parecía material fecal pero que resultó ser mostaza seca, platos de comidas y vasos a medio beber con mescal y whisky abundaban en la habitación. Me levanté del suelo y me dirigí al baño, en ese trayecto me encontré con un ambiente similar al de Bagdad: las alfombras despedían un aroma a vomito y orina, las ventanas totalmente destruidas, y cinco televisores en el mismo canal. Señales de abuso y exceso de todos los tipos de drogas conocidas por la humanidad, pero sin señales de mis compañeros. -Esos canallas advirtieron de lo grave de la situación y me abandonaron. Seguro ya se encuentran en Tucumán disfrutando de la buena vida, dejándome prisionero en este lugar sin dinero para pagar las cuentas del hotel-.
No éramos adictos comunes… esto era grave.
El inodoro estaba lleno de tabletas de ácido masticadas, mientras que el botiquín se encontraba totalmente vació -necesito una aspirina- pensé mientras orinaba.
En ese momento la cinta del grabador que tenia pegado al brazo izquierdo se terminó. Busqué el único sillón que estaba lo suficientemente limpio como para no contagiarse de alguna enfermedad venérea. Me senté e hice lo último q recordaba: “oprimir play”.


Gritos, palabras en idiomas desconocidos, ruidos extraños, miedo, descontrol, imágenes distorsionadas plasmadas en esa cinta. -Los recuerdos llegan-.
Me veo gritando subido en una mesa de la cafetería con un cuchillo en la mano: -¡Yo estuve con Moisés, yo recolecté la pareja de pavos reales!-, y la imitación de Betty Boop llorando a un costado, tratando de llamar por teléfono a la policía.
-Oh Dios- pensé -deben estar buscándome por todo el estado -.

Otro recuerdo se aproxima: Me encuentro en la parte trasera del falcon apuntándole con un arma cargada a una persona que no se quien es mientras le digo – ¿Donde esta el duende?, ¡Dime maldita sea!, ¡tu eres su socio!-. - Dile donde está, de lo contrario te volaremos los sesos - eran las palabras del Sr. López.
- ¡¡¡No conozco ningún duende señor, por favor no me mate, por favor, se lo juro, no conozco ningún duende!!!- ¡Por Dios!, ¿en que estaba pensando?…


Extraños recuerdos para una noche solitaria y propiamente aún más extraña. ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que llegué a este lugar?,
¿Cuál es el motivo de mi presencia?, ¿Qué haré ahora?...
Abruman las preguntas sin respuestas en mi conciencia. Solo me resta seguir escuchando la cinta, de esa forma podré escribir algo…
Los recuerdos de la exposición de vinos comienzan a llegar pero sin sentido alguno, solo gritos… gritos e incoherencias. Seria imposible descifrar lo que pasó.


Lo mas inteligente en estos momentos es comenzar a escribir, esperando el llamado de alguien que me diga: ¿Dónde estás?, ¿Necesitas dinero para volver?, ¿estás bien?…
Tal vez nunca pase, tal vez sigo en una orgía de drogas sin sentido, y aun no me doy cuenta.
Tal vez todo esto es un sueño confuso del cual no pueda o no deseo despertar.
De lo que estoy seguro es que este estilo de vida único, extremo y psicodélico, es mi estilo de vida, el que yo elegí… puede no ser aceptado por la sociedad, pero… no conozco a nadie que quiera ser adaptable a esta. Una sociedad tan corrupta, dañina, enferma, en la cual nos comemos los unos a los otros, dependiendo de lo que nos digan, teniendo fe y esperanzas en cuentos, historias y mentiras gigantes.
Ordenes de lo que esta bien y lo que esta mal, mientras tanto alguien espera un ejemplo, pero ese ejemplo no existe y nunca va a existir. Solo la fe en algo ficticio y absurdo…




Por siempre Gonzo