¿Cómo continuar?

viernes, 3 de octubre de 2008

Cuatro murallas de mil doscientos metros cuadrados que albergan a las personas mas peligrosas que existen… animales rabiosos criados en la selva completamente solos, sobreviviendo al extremo, destrozando todo aquello que se les cruce, incautados por el bien de la sociedad. ¿Mi misión? Tratar de entender que los introduce a implementar este comportamiento tan rabioso, tan enfermo y tan salvaje.
Un comportamiento propiamente humano, nuestro; no tan diferente al tuyo, al mío… Sin embargo, nos diferenciamos por una cualidad sobresaliente sobre ellos, una cualidad no tan difícil de obtener, por el hecho de haber nacido con ella. Esta cualidad llamada control o autocontrol nos separa de este grupo de marginados por la sociedad, marginados por la ley y marginados por la justicia. Obviamente en estos tiempos todos somos de algún modo marginados, y aunque no lo crean, hasta yo me siento de esta manera, un antisocial por decisión propia, por vivir en una era que no entiende el espíritu ni la mentalidad de la libertad, el amor y las drogas…
Todo comenzó tres semanas atrás, cuando llamaron de la base para asignarme esta misión. Yo me encontraba internado en un hospital psiquiátrico por algo que no recuerdo. Según el reporte médico, tuve un episodio psicótico paranoico alucinatorio, pero la verdad es que me querían atrapar para entregarme a los nazis; por lo tanto tomé la súbita decisión de escaparme.
En ese lapso tuve la oportunidad de reflexionar sobre mi estilo de vida, por la cual me sentí orgulloso. Mi carrera periodística está saliendo a flote y mi planta estaba creciendo. Lo único preocupante en este momento es la desaparición de mis compañeros de juerga, no porque los extrañara, solo porque son un buen material, cada aventura con ellos era una excelente historia… La soledad se hace notar en estos momentos.

Obviamente es imposible pasar algún tipo de alucinógeno a este nefasto sitio, ergo, inhalé una línea de ketamina por un orificio, y una línea de coca por el otro, - Gracias a Dios no tengo tres- pensé, - Probablemente estaría con una sobredosis -.
Al llegar a mi objetivo comencé a temblar, el aroma a miedo se podía apreciar a veinte cuadras. No estoy acostumbrado a trabajar de esta manera, totalmente sobrio excepto por la línea de ketamina y el whisky que estoy tomando. Sin hoteles para destrozar y sin compañeros que arruinen mi día.
- Ok, ok… es hora de trabajar -.


Para cuando bajé del auto un fuerte mareo me subió a la cabeza. -¡Gracias Dios!- me dije, y seguí caminando hasta una puerta de acero reforzado. Por suerte unos policías estaban esperando mi llegada así que no tuve problemas en el ingreso. Me pidieron una identificación, luego me saludaron cordialmente y me hicieron pasar.
Esa puerta me dirigió a otra puerta, más pequeña, pero del mismo material que la anterior. Detrás de esta, había un pequeño escritorio y muchos uniformados; el aroma a cigarrillo barato y la música ordinaria apestaban.
Tomé asiento y esperé… esperé tal vez cuarenta minutos, tal vez cincuenta…
En ese momento un oficial de rango superior me llevó hasta una habitación mugrosa y húmeda, con solo una mesa de madera en su interior.
En unos instantes me sentí violado, lo que pasó dentro no fue una requisa, fue una orgía, en la cual no me apeteció participar. Un roce erótico con aroma a transpiración para concluir en un forcejeo por tener una pastilla de codeína en mi bolsillo.
- Es recetada-, le dije al policía homosexual, pero no me escuchó. -Es recetada, me la dio el doctor gonzo - repetí, pero siguió sin escucharme y se fue.
A los cinco minutos llegó con el oficial de mayor rango, este le dio la orden de retirada al gay y me dijo: -Conocemos su reputación señor Bomczuk, estamos al tanto de todo lo que hace, y estamos al tanto de que su personaje es muy conocido en los medios… Así que haremos lo siguiente; yo le guardo la pastilla, usted hace su trabajo, y cuando se retire, se la devolvemos. Solo tendrá que firmar unos papeles, aclarando que usted la trajo, nada más-.
- Es un buen trato-, le dije. Obviamente no me pondría a discutir con este oficial, puesto que me encontraba en una posición defensiva.
Por lo tanto firmé esos famosos papeles, encendí un Marlboro Light y comencé mi labor…
La imagen mental de las entrevistas era en una sala, con un vidrio reforzado dividiendo mi ambiente con el de ellos, hablando a través de esos telefonitos llenos de microbios, ¡pero no! Tenía acceso total a sus celdas, sus sectores, sus baños, sus patios, a sus pequeños mundos particulares. Era momento de convertirme en un de ellos.
Mi primera victima o victimario fue un señor, como de setenta y cinco años, cabellera totalmente blanca, alto, con la frente en alto, “totalmente en control”. Su nombre era Rogelio Paz, profesor de lengua en su mundo, profesor de literatura en el nuestro.
Comenzó con la primera palabra, presentándose de forma cordial y atenta; mi respuesta fue la misma, de esta manera comencé con mi entrevista.
-¿Por que está acá?, ¿Que hizo?, ¿Hace cuanto tiempo?, ¿Que piensa del exterior?, ¿Cuantas veces a la semana se masturba?.... -
Sus respuestas fueron claras y concisas. Había matado a un ladrón por defender a su esposa, hecho ocurrido hace 30 años. Su condena fue de 45, “Homicidio culposo”. La amada esposa, después de dos largos años lo abandonó, -la entiendo a la perfección - fueron sus palabras.
Podía ver en sus ojos sed de venganza. Venganza contra un sistema imperfecto, burdo y hasta absurdo. Su objetivo era salir, asesinar a algún juez burocrático, y terminar con su propia vida, con eso quedaría satisfecho.
Como el podía entender a su ex esposa, yo podía entenderlo a el, en su caso haría exactamente lo mismo.
Por desgracia, Rogelio tenía que dictar unas clases, así que mi primera entrevista finalizó.
Mi segunda víctima/victimario era un joven de veinte años, llamado Estaban Cruz. Totalmente loco, mató a 4 niñas, estando muertas, las violó, luego las cortó en trocitos y las tiró a la basura.
La policía pudo atraparlo porque en un trozo de piel estaba escrito su nombre.
Al comenzar la entrevista, me dijo de forma alterada -¡yo no lo hice! -, (paranoia total).
Me pidió un cigarrillo, y comenzó a explicar. - Ellas se burlaban de mí, pero nunca les hice nada, en cambio, Jesús me habló, porque yo soy como Moisés-.
Mi única reacción fue seguir escuchando… -La verdad no me había dado cuenta, pero estando acá dentro, todo fue mas claro. Mi misión es llevar a la gente pura al cielo, ese es mi trabajo, ese… -.
Continué escuchando…
-Esas niñas eran demasiadas puras, no pertenecían a este lugar, por eso las llevé -.
Preguntar: -¿entonces por que las violaste? - Fue mi mayor error. Comenzó a gritar cosas sobre el Apocalipsis, el día final y otras sandeces…
-Es una persona -, pensé, -por mas loco, paranoico o sediento de sangre que pueda estar una persona, sigue siendo una persona. Y aunque no lo demuestren, no carecen de sentimientos, sueños, esperanzas, miedos, gustos personales… una vida, tal vez común y corriente, tal vez no…-.
La esperanza continúa en mí, continúa en ellos, continúa en la justicia y continúa en el gobierno.
Pero… ¿Como continuar cuando llevamos a cabo nuestras tareas cotidianas, formando una vida para nuestras futuras generaciones, respetando y obedeciendo todo lo que nos imponen, aportando para el bienestar? Si en cualquier momento del día, volviendo del trabajo tal vez, un pendejo de quince años te apuñala para robarte el celular. ¿Como continuar?
Cuando todo lo que llegaste a formar, se tira por la borda en ese simple momento… ¿Como continuar?...

Solo oprime Play

sábado, 12 de abril de 2008

Un viaje sin rumbo, un destino incierto, un auto veloz, tres personas intentando ser personas, y una tonelada de droga…
Así comienza este camino al mas allá, un camino sin retorno, sin motivo y sin control.
En busca de un viaje pura y exclusivamente laboral y profesional tanto de mi parte como de mis compañeros: mi contador, abogado y guardaespaldas, el Doctor Burla, junto a mi consejero espiritual, amigo y dealer, el Señor López.

Nos dirigíamos en un falcon color champagne totalmente refaccionado, tapizado blanco, alfombras blancas, motor perfectamente nuevo, un tocacintas con ocho parlantes de alta potencia, y ceniceros totalmente pulidos y brillantes.
En el baúl cargábamos papeles, maletas, medio kilo de cocaína, diez tabletas de ácido, una botella llena de éter, casi 60 porros, mucho té de nuez moscada y una caja de botellas de whisky barato.

Mi objetivo era llegar al evento de vinos y uvas “Viñas borrachas” en la capital de Mendoza. Un evento en el cual exponen las próximas cosechas de los vinos más finos del país, ergo, el lugar está repleto de gente elite, fina, vip… de mi clase obviamente.
Aun asi no me sentía tranquilo, tenía una preocupación y esta no era la falta de droga, eran mis compañeros. - Seguro me harán vivir un terrible momento - pensé. - Para cuando esté trabajando se transformaran en bestias rabiosas y van a arruinar todo, mejor los abandono en esta ruta desolada y sigo mi camino solo… -. No, no soy un nazi, no puedo hacer eso, sigue manejando, sigue manejando. La droga expulsará estos pensamientos de mi cabeza… sigue manejando, sigue, sigueee… - los limpiaparabrisas parecen estar bailando alguna especie de danza antigua…- pensé.
Listo, es un claro ejemplo de como la droga te soluciona todos los problemas en tu mente.



Decidimos parar en una cafetería cercana a la ruta. Para estar bien arriba hay que estar con el estomago lleno.
Al ingresar notamos que estaba totalmente vacía, y personalmente, tuve un extraño presentimiento.
Nos sentamos en una mesa, tomé una línea de coca y comencé a platicar con el Dr. Burla. El estaba totalmente limpio, no había ingerido ni un gramo de cocaína en todo el viaje, creo que su religión no se lo permite. Mientras tanto el Sr. López hablaba por teléfono en una cabina.
Cuando llegó la camarera comencé a sentir nuevamente ese miedo tan atroz; ella parecía una caricatura de Betty Boop a color, sus ojos me recordaban a los de una anciana temerosa, mientras que su cabello era alto y rojizo.
El problema fue cuando noté que la descripción que estaba dando de ella, no la estaba pensando, la estaba diciendo en voz alta mientras ella y mi sucio contador me miraban. - Oh por Dios- dije - Perdón… quiero un café, un mescal y un vaso de whisky- ella anoto mi orden y se fue.
- Mierda, mírate la cara, estas a punto de explotar- dijo el Sr. Burla - Vete a la mierda- fue mi respuesta clara y concisa.


Para cuando el Sr. López se unió a nuestra charla, yo estaba sudando a chorros - el cambio de clima siempre me jugó en contra-. Todo daba vueltas, no podía ni encender un cigarrillo.
Obviamente, mi dealer, entrenado para este tipo de situaciones, me aconsejó: - Te falta la medicina- dijo, y me dio una pastilla nunca antes vista por el ojo humano -¿Que es?- pregunté -Solo traga, es una mezcla de éxtasis con LSD y mescalina, la preparé la semana pasada y todavía no pude probarla- lo observé fijamente, luego observé la pastilla y me la tragué. -Maldito Frankenstein- pensé.
Al principio fue como un toque de metadona, un calor abrumador subió a mis orejas. Sabiendo lo que me esperaba, até el grabador a mi brazo y solo presioné play…


Para cuando desperté me encontraba en la habitación del hotel al que estaba registrado, las paredes estaban escritas con lo que parecía material fecal pero que resultó ser mostaza seca, platos de comidas y vasos a medio beber con mescal y whisky abundaban en la habitación. Me levanté del suelo y me dirigí al baño, en ese trayecto me encontré con un ambiente similar al de Bagdad: las alfombras despedían un aroma a vomito y orina, las ventanas totalmente destruidas, y cinco televisores en el mismo canal. Señales de abuso y exceso de todos los tipos de drogas conocidas por la humanidad, pero sin señales de mis compañeros. -Esos canallas advirtieron de lo grave de la situación y me abandonaron. Seguro ya se encuentran en Tucumán disfrutando de la buena vida, dejándome prisionero en este lugar sin dinero para pagar las cuentas del hotel-.
No éramos adictos comunes… esto era grave.
El inodoro estaba lleno de tabletas de ácido masticadas, mientras que el botiquín se encontraba totalmente vació -necesito una aspirina- pensé mientras orinaba.
En ese momento la cinta del grabador que tenia pegado al brazo izquierdo se terminó. Busqué el único sillón que estaba lo suficientemente limpio como para no contagiarse de alguna enfermedad venérea. Me senté e hice lo último q recordaba: “oprimir play”.


Gritos, palabras en idiomas desconocidos, ruidos extraños, miedo, descontrol, imágenes distorsionadas plasmadas en esa cinta. -Los recuerdos llegan-.
Me veo gritando subido en una mesa de la cafetería con un cuchillo en la mano: -¡Yo estuve con Moisés, yo recolecté la pareja de pavos reales!-, y la imitación de Betty Boop llorando a un costado, tratando de llamar por teléfono a la policía.
-Oh Dios- pensé -deben estar buscándome por todo el estado -.

Otro recuerdo se aproxima: Me encuentro en la parte trasera del falcon apuntándole con un arma cargada a una persona que no se quien es mientras le digo – ¿Donde esta el duende?, ¡Dime maldita sea!, ¡tu eres su socio!-. - Dile donde está, de lo contrario te volaremos los sesos - eran las palabras del Sr. López.
- ¡¡¡No conozco ningún duende señor, por favor no me mate, por favor, se lo juro, no conozco ningún duende!!!- ¡Por Dios!, ¿en que estaba pensando?…


Extraños recuerdos para una noche solitaria y propiamente aún más extraña. ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que llegué a este lugar?,
¿Cuál es el motivo de mi presencia?, ¿Qué haré ahora?...
Abruman las preguntas sin respuestas en mi conciencia. Solo me resta seguir escuchando la cinta, de esa forma podré escribir algo…
Los recuerdos de la exposición de vinos comienzan a llegar pero sin sentido alguno, solo gritos… gritos e incoherencias. Seria imposible descifrar lo que pasó.


Lo mas inteligente en estos momentos es comenzar a escribir, esperando el llamado de alguien que me diga: ¿Dónde estás?, ¿Necesitas dinero para volver?, ¿estás bien?…
Tal vez nunca pase, tal vez sigo en una orgía de drogas sin sentido, y aun no me doy cuenta.
Tal vez todo esto es un sueño confuso del cual no pueda o no deseo despertar.
De lo que estoy seguro es que este estilo de vida único, extremo y psicodélico, es mi estilo de vida, el que yo elegí… puede no ser aceptado por la sociedad, pero… no conozco a nadie que quiera ser adaptable a esta. Una sociedad tan corrupta, dañina, enferma, en la cual nos comemos los unos a los otros, dependiendo de lo que nos digan, teniendo fe y esperanzas en cuentos, historias y mentiras gigantes.
Ordenes de lo que esta bien y lo que esta mal, mientras tanto alguien espera un ejemplo, pero ese ejemplo no existe y nunca va a existir. Solo la fe en algo ficticio y absurdo…




Por siempre Gonzo

Cabeza lobotomizada

sábado, 23 de febrero de 2008


Nos encontrábamos dando vueltas en un duna color blanco con los vidrios mas polarizados que vi en mi vida. El motor rugía de tal forma que parecía un tapir dando a luz y desde el asiento trasero se podía sentir el aroma dulce de la marihuana que escondíamos en la guantera; también llevábamos tres cajas de rivotril, una de alplax, un blíster de lottoqui, mucha cocaína, un par de tabletas de acido y dos ginebras. Toda esa porquería solo para tres personas: el conductor, la persona que me abastecía a su lado, y yo, mirando las mariposas que salían del techo, sentado en el asiento trasero.
El plan surgió cuando me llamaron para presenciar la apertura de un nuevo boliche donde probablemente iba a estar repleto de personas naif, intentando sentirse superiores por tener una mejor camisa o un mejor peinado y comprando bebidas de colores psicodélicos y olores totalmente extraños, demostrando un concepto y un estilo de vida que nunca llegaré a entender.

- No tendríamos que haber comprado tanta droga – dije, mientras el conductor se ahogaba con un lottoqui. En cambio su copiloto se encontraba dormido con la nariz blanca.
En la radio sonaba música indígena y la marihuana estaba haciendo efecto. En ese momento comencé a pensar – Esto va a terminar mal, ¿que hago acá?, ¡soy un estúpido!, ¡mierda, mierda, mierda! – por desgracia ya estaba todo escrito… la catástrofe estaba a punto de comenzar.





Mi idea era llegar lo antes posible, antes de transformarnos en unos demonios, pero el camino parecía interminable. Para cuando me di cuenta estaba introduciéndome la mitad de una tableta de acido en el ojo.
En ese momento el auto frenó abruptamente – ¿Que mierda? – dije, mientras el conductor bajaba del auto y mi dealer seguía dormido. – Tal vez encontró un cadáver sobre la ruta y quiere sacarle la glándula adrenal… - pensé. - No, no es eso, esta hablando con alguien – y ese alguien subió al auto y se sentó a mi lado.
Claramente era un amigo del conductor que necesitaba un aventón. Yo lo conocía, no personalmente pero si a través de mis fuentes. Sabía que era un drogadicto barato sin códigos ni moral, capaz que clavarle un cuchillo en los dientes a una anciana para robarle diez pesos o hacerlo solo por placer, sin necesidad de robar.
No recuerdo su nombre ni tampoco su cara, lo que si recuerdo era su mal aspecto, aspecto a un loco callejero que seguramente comía lo que encontraba en la calle o simplemente no comía – somos de mundos totalmente diferentes – pensé.
Que extraños los distintos puntos de vista de las personas… tal vez sea por sus padres o amistades, pero nunca llegaré a entender a los que se drogan para salir a robar, para buscar peleas o mejor dicho, expulsar únicamente malas vibraciones. Ese no es el motivo por el cual existen las drogas y por esta gente, simplemente por culpa de esta gente los normales miran a los drogadictos como ladrones desubicados sin rumbo ni aspiraciones, perdidos en el limbo, esperando que las drogas los consuman a ellos.


Todo iba bien hasta que comenzó a hablarme, no se porque motivo pero no podía entender ni una palabra de lo que me decía, tal vez me comentaba su opinión sobre el último libro de Murakami o tal vez sobre el paco que ingirió antes de subir al auto… nunca lo sabré. Recuerdo que agarré la botella de ginebra y tomé un trago largo y profundo hasta que me quemó el pecho. Obviamente el efecto del acido estaba llegando, afectando la mayoría de mis sentidos.
Cuando llegamos a la zona cercana de nuestro objetivo comencé a escuchar: - ¡¡¡ese hijo de puta me debe cinco pesos, y si no me los paga lo wa cuetia!!! ¡¡¡Lo wa cuetiaaa!!! -.
¡Oh dios mío! – Dije – ¿A dónde mierda vamos? - nadie me respondió. – ¡¡¡ A DONDE MIERDA VAMOOOSS!!!... – repetí. - Ehhh, vamos a buscar a un hijo de puta que le debe plata a mi amigo – dijo el conductor.
- ¡No no no, es imperativo que llegue al boliche! – pero nadie me prestó atención y fuimos a buscar a ese “hijo de puta”.
Dimos vueltas por toda la ciudad sin suerte, como buscando una aguja en un pajar.
Es imposible encontrar a una persona entre miles y sobre todo en el estado en el que estábamos. - Nunca lo vamos a encontrar – dije - es una perdida de tiempo - Pero en realidad es, que, en ese momento no podía buscar a nadie porque un enano estaba tratando de matarme para robarme los anteojos. - ¡Dios!, si me distraigo me corta el cuello” – pensé. Simplemente lo miraba, estudiaba sus hábitos, pero al mismo tiempo le tenía miedo, especialmente porque mis acompañantes estaban distraídos buscando a ese hijo de puta y no se dieron cuenta de que este enano estaba en el auto a punto de cortarme el cuello.

En ese instante mi cabeza comenzó a funcionar como la de un lobotomizado. Todo pasó muy rápido pero en cámara lenta. El auto frenó, alguien gritó: - ¡ahí está ese hijo de puta!- y todos se bajaron. Por la abrupta frenada el enano cayó al suelo y se desnucó con la palanca de cambio.
Pánico, descontrol, miedo y confusión fueron las sensaciones del momento. Para cuando me bajé del auto los gritos se hicieron más fuertes, la gente miraba asustada y confundida. Lo mas extraño es que no podía ver donde estaban mis compañeros, escuchaba los gritos pero no los veía. Me quedé cerca del auto… cuando de repente escuché un estruendo tan fuerte que sentí un amortiguamiento en todo el cuerpo. En ese instante el miedo se apoderó de mi por completo, de tal forma que recobré mis sentidos y pude ver a una persona tirada en el piso tomándose su estomago lleno de sangre y todos mis secuaces a su alrededor.
La gente del lugar estaba totalmente descontrolada, gritos por doquier, todo el mundo se aproximaba a observar el aberrante hecho. Mi primera reacción fue ir a divisar lo que pasaba, pero el miedo controlaba todo mi cuerpo, tanto que mis piernas comenzaron a moverse hacia otra dirección. Comencé a caminar a un paso abrupto en sentido contrario a la tragedia – ¡Dios mío!, ¡Dios mío!, ¡Dios mío¡– me decía a mi mismo. – Este es mi fin… si, la policía va a llegar, los testigos me describirán, yo estaba en el auto con ellos, es mi fin, si… es mi fin-.

Los gritos aun resonaban en mi cabeza, mis pies seguían moviéndose mientras chocaba contra la multitud que se dirigía al hecho. Di vuelta en una esquina, crucé por una cantidad de bares repletos en donde todo el mundo estaba parado y preguntándose que fue ese ruido. Seguí caminando por lo menos cuatrocientos metros siempre mirando al piso hasta que todo se calmo, el silencio y la oscuridad invadieron mi entorno. Todo había terminado…







Saqué un cigarrillo del bolsillo, y lo fumé en tres segundos. - Tranquilo, tranquilo. Nadie te vio eso es seguro, no te van a reconocer, eres un periodista… Si, eso es, pasaste por ahí y estabas tomando notas del hecho, nada más, fue pura coincidencia-. Al pensar esas palabras me sentí mucho mas tranquilo, pero me di cuenta de que no estaba pensando, ¡estaba hablando! y la gente que transitaba por ese lugar me miraba como un loco psicótico que acompañaba a asesinos en autos blancos con vidrios extremadamente polarizados.
-¡Mierda! – dije, y me puse en marcha. Obviamente el acido seguía en mi organismo.
Continué caminando hasta que llegué a un lugar repleto de gente, repleto de luces y repleto de glamour. El destino se había topado conmigo. Entonces pensé: - No tengo ánimos para hacer una entrevista pero seria un buen lugar para esconderme ya que la policía anda buscándome -. Así que me tragué la otra mitad de acido que me quedaba, aspiré un poco de cocaína y entré.

Tuve problemas en la puerta porque los gorilas golpeadores de ebrios no creían que yo era un periodista y que la razón por la cual estaba ahí era hacer una entrevista ya programada, por lo tanto me hicieron esperar hasta encontrar al dueño del lugar. Cuando volvieron con la buena noticia me dejaron ingresar sin problemas - ¡Esa no es la manera de tratar un doctor! – les dije e ingresé.
Todo estaba oscuro, repleto de gente saltando al ritmo de una música espacial, psicodélica, con sonidos y voces que nunca llegaré a comprender.
Otra línea de coca y me acerqué a la barra. “un mescal con maní” – le dije al bartender. Por supuesto que el no conocía eso, por lo que me conformé con un whisky doble.
Ya se había esfumado del cerebro el incidente de mis “amigos” que fue sustituido por el efecto del acido. Mientras mas acido ingieras, mas rápido es el efecto…




- Aquí me encuentro… dentro de un boliche lleno de sonidos y luces extrañas, tomando un whisky doble y con la cabeza llena de acido. ¿Qué hago ahora? – pensé. Lo que tengo que hacer es una crítica de este nefasto lugar. - ¿Como comienzo? La música: no la entiendo. Las luces: no las comprendo. El espacio: es absurdo. La bebida: es buena y… -¡¡¡Oh dios mío!!! – dije. Fue lo mas extraño, asqueroso, repulsivo y delirante que vi en mi vida. Sabía que iba a llegar pero nunca de una manera tan abrupta. - ¿Que tan morbosa es mi mente para jugarme tan sucio? -
Una mujer de mediana edad estaba dando a luz en la barra donde yo tomaba tranquilamente mi whisky. Lo peor es que nadie la ayudaba, estaba sola, ni una triste mirada, una indiferencia total.
Quise acercarme a ayudarla pero en ese momento la cabeza del bebe salió abruptamente, siguió su torso y sus piernas hasta que cayó en la barra. Obviamente la esta se encontraba llena de liquido amniótico y sangre, por lo que el bebe resbaló y se estrelló contra el suelo destrozándose la cabeza como si fuese una taza de porcelana. - Tranquilo Alan, eso no pudo haber pasado, es totalmente incoherente, totalmente irreal, todo lo está creando tu cabeza. Descuida ya pasará, ignora esa terrible alucinación- .
Pero la mujer comenzó a gritar -¡¡¡Mi bebeee!!!, ¡¡¡que alguien ayude a mi bebe!!! -.
Y yo la seguí con mis gritos: - ¡¡¡UN DOCTOOOR!!!, ¡¡¡ACA NECESITAMOS UN DOCTOOOORRR!!!-.
Desgraciadamente para cuando me di cuenta los gorilas me llevaban de los brazos hacia la salida, donde fui arrojado unos ocho metros.







Extraños recuerdos sulfatan mi cabeza ametralla por drogas psicodélicas en esta noche de sábado, intentando descifrar si todo lo que paso, ¿fueron delirios o realidades crueles de un mundo aun mas cruel? Un mundo tan cruel que si te encuentras en el debido momento y en el debido lugar, puedes vivir las horripilantes experiencias vividas por mí, pero sin la necesidad de usar alucinógenos. No lo se y no lo sabré hasta dentro de dos semanas al menos.
Extraña era en la que vivimos, después de haber sido cómplice de un asesinato, ver morir a un enano y a un bebe… “Alboroto y desacato en un boliche top”.
Extraños recuerdos que inundan mi alma cayendo como gotas en una tormenta torrencial que nunca se detendrá, ahogándome de sentimientos adyacentes.
Drogas y purificación: dos puntos contrarrestantes en mi vida, el ying y el yang, demonios y ángeles. Simples palabras que probablemente nunca llegaré a entender. Podría dictar de memoria como es el preparado exacto y preciso de la cocaína, podría describir la sensación al pié de la letra de cada tipo de marihuana, pero no podría expresar lo que significa la droga para mí.
Algún día respetaré el equilibrio que necesito. Algún día descubriré el sentido de todo esto...

Contrólate hombre... contrólate

martes, 19 de febrero de 2008

Aquí me encuentro, solo, agobiado, esperando que mi mente comience a funcionar tal como lo hacía un tiempo atrás.
Recién llegado de un sitio apestado de oxigeno puro, árboles y mosquitos; sitio donde fui atacado por marmotas adictas a los esteroides... No lo sé, y tal vez nunca lo pueda llegar a entender, pero tenían un ensañamiento hacia mi persona. Correr por un bosque siendo perseguido por pupilas rojas, totalmente dilatas y con la cabeza llena de ácido no es recomendable para nadie.
Cuando por fin logré escapar, la policía me atrapó con una botella de éter, y después de una extenuante discusión, recuerdo haberles dicho que era para sacarme las ladillas, pero no me creyeron.
Después de haber sufrido una experiencia terriblemente traumática para cualquier persona, me encuentro encerrado en una prisión subterránea, en donde los polis utilizaron claramente técnicas de la Gestapo y quemaron mis testículos con un "magic click".
No quedó en claro lo que buscaban de mí, pero, para el momento en que ustedes pagaron mi fianza comenzaron a tratarme como si fuese Paris Hilton. Se disculparon cortésmente y quedé en libertad... No lo se, tal vez suponían que estaban tratando con un pordiosero desahuciado sin familia ni amigos a quien reclamar y relatar el subordinamiento y desprecio que destilan hacia las personas, pero los polis no suponen... Solo te juzgan.
Probablemente la mejor decisión hubiese sido la de seguir prisionero al lado de estos sádicos, estudiando sus hábitos, volviéndome uno de ellos y estar tranquilo conmigo mismo ¡Pero no!, ustedes me liberan, y ahora me ordenan que escriba algo coherente para no sufrir las consecuencias de sus superiores.
En este momento me encuentro totalmente convencido de la clase de mierda que son, puesto que si no me necesitaran, esos nazis seguirían quemándome las ladillas.
¡No!, no... Contrólate, mira lo que estas escribiendo, ¿ladillas y nazis?, ¿tome algo antes de sentarme a escribir?, control… control sobre tu mente, necesitas un buen material...
¿Para que fue el viaje a este nefasto lugar?, estoy casi seguro que tengo que escribir sobre ello, pero… ¿Por qué no recuerdo nada?... Contrólate.
Al fin y al cabo, la culpa no fue mía, los azules me atraparon por lo tanto no pude concretar mi entrevista... Claro, claro... no es mi culpa.
De todas formas el teléfono no para de sonar, y estoy seguro de que son ustedes, por lo tanto desconecto el teléfono. Necesito paz, tranquilidad, santuario. Pero… ¿y si el que llamaba con tanta insistencia era algún amigo tratando de avisarme que obtuvo tres kilos de cocaína de alguna forma ilegal y asquerosa, y ahora quieren compartirla conmigo?, ¿o tal vez algún mensaje automático del gobierno, advirtiéndonos que estamos en peligro nuclear?... Si, eso seria lo ideal, lo único que puede salvarme en esta situación, seria otra situación igualmente caótica. Pero no correré el riesgo de conectar nuevamente el teléfono, eso es lo que ellos quieren.
Contrólate hombre, contrólate. Tengo que seguir escribiendo. Necesito un trago; tengo media botella de whisky y dos pastillas azules que desconozco totalmente, (tal vez si las tomo, me producen una embolia y puedo descansar).
Me levanto suavemente de mi silla, pero la pierna derecha se desvanece totalmente y quedo tendido en el suelo, ¿Qué mierda tomé antes de sentarme a escribir?, por los mareos, probablemente fue acido.
Levántate suavemente, tranquilo… tranquilo, ahora camina hacia el estante donde se encuentra el whisky, agarra un vaso, tira unos hielos y sírvete (no parece tan difícil), toma las dos pastillas azules que están a tu derecha y trágatelas... Ahora vuelve despacio a tu silla que está frente a la computadora y siéntate.
Dios, ¡que odisea!, algo tan simple como levantarse a servirse un trago y tomar dos pastillas, se convierte en algo más difícil que comprar un mono en el mercado negro... ¡Pero lo hiciste! – bien Alan, bien – Ahora tienes que seguir escribiendo...

Continúo postrado en esta silla extremadamente incomoda, pasaron quince minutos desde que tome las pastillas y no puedo escribir absolutamente nada excepto sobre ellas... todavía no siento sus efectos, por lo tanto no sabré que son… mientras tanto el acido se encuentra en su apogeo.
No siento mi cara, se que esta ahí, pero no la siento, intento tocarla pero no puedo encontrarla. Lo que resulta confuso es que puedo seguir escribiendo a una velocidad increíble, mucho más rápido de lo normal.
¡Sigue escribiendo!, estás bien Alan, estás bien… Ahora me pregunto, ¿Qué demonios estoy escribiendo?, esto no es una historia, esto no va a ningún lado... ¿O tal vez si? tal vez sea mi obra prima, y estoy demasiado drogado como para darme cuenta.
Igualmente estoy seguro de que me van a matar, al menos que yo los mate primero, es mi vida o la de ellos.

No, no te desvíes de la idea - ¿Cuál es el tema de este articulo? - no lo se, solo sigo escribiendo, de una forma inerte, de la misma manera que un soldado dispara contra su enemigo - vas a tener que buscar tu arma pensé, de otra forma serás hombre muerto -.

Acorde a la radio son las quince y cinco, el sol entra por la ventana de tal manera que enceguece por un momento, la pared que se encuentra frente a mi parece incendiarse, - debería nadar por un momento pensé -, ¡si!, eso haré, después de terminar esto, hasta eso el efecto del acido habrá terminado, de otra manera, me hundiría como una roca.
Sin embargo, las palabras de la radio suenan en mi cabeza, pero no comprendo lo que transmiten. Dijeron algo como: “detienen a policías locales por utilizar métodos de tortura contra sus prisioneros”. Esa noticia resonó en mi cabeza, pero no podía recordar el porqué.
Decidí cambiar la estación, ¡necesito un poco de música! Si, esa esta bien, no se si son violines o xilofones, pero es música... hoy en día es difícil encontrar una radio sin noticias y publicidades baratas, creyendo poder solucionar su situación monetaria través de una publicidad de condones, totalmente sin sentido...
El sol sigue dentro de la habitación, - voy a buscar mis anteojos negros - pensé… Cuando de repente, una sensación extraordinario y aberrante se apoderó de mi cuerpo, sonidos infernales salían de la radio, demonios y espectros comenzaron a salir de las paredes, ¡comencé a levitar!, me encontraba flotando a dos metros de mi silla, mi cabeza pesaba como una sandia, ¡no podía controlarlo!, un terror se apodero de mi, mientras el teclado de la computadora se burlaba de esta situación. ¡Contrólate hombre!, no puedes estar levitando, es irreal… ¡¡¡Cálmate, cálmate, sigue escribiendo, toma un trago de whisky, fúmate un porro pero sigue escribiendo!!!
De pronto, un tenebroso silencio se apoderó de la habitación, - ¿Qué esta pasando?, ¿serán esas pastillas que tome? -, no lo creo. El silencio duró un par de minutos mas, hasta que el teléfono sonó de una forma tan abrupta que salté de mi silla, - ¡dios mío! - dije… El maldito siguió sonando unas cuatro o cinco veces hasta que decidí contestar… Pero no había nadie del otro lado. - Tal vez fue un delirio -, pensé, - ¿en que momento lo enchufe? -, no podía recordar.
Me sentí aliviado, el efecto estaba aminorando, tal vez fue el susto del teléfono... Pero aun así no tengo historia, y no recuerdo nada de lo que hice hasta hace cuatro días atrás.
Tantos delirios, tanta droga, tantos problemas. ¿En que clase de país vivimos? Claramente soy una victima de la explosión de las drogas, pero... en nuestra generación totalmente desahuciada, ¿Quién no lo es?, cuando a cien metros de tu casa encuentras un vendedor de paco, aprovechándose de los enfermos... Enfermos por nuestra propia culpa, por nuestra discriminación, nuestro esplendoroso ego, haciéndonos sentir menores mutuamente... haciéndonos sentir mierda.
Mientras tanto la policía y los jueces están muy ocupados dándole cinco años de prisión a un adolescente que roba una gallina para poder comer esa noche, obligado de hacerlo, para no caer en esa terrible droga.
Mientras tanto, gordos ricachones entran al país con toneladas de dinero para nuestra propia presidenta, como una especie de ofrenda por algo que intentan de ocultar minuciosamente y que nosotros jamás entenderemos o sabremos.
Así nos manejamos, y así progresaremos. Totalmente perdidos... pero si tengo que pretender una subjetividad, creo que nosotros, nuestra generación, por mas que nos inculquen el poxirán como un héroe nacional, todavía tengo esperanzas de que podemos seguir adelante, y que lo que estamos haciendo... Esta bien.

Todo sobre Hunter S. Thompson







Hunter Stockton Thompson (18 de julio de 1937 - 20 de febrero de 2005) fue un periodista y escritor estadounidense, creador e ícono del Periodismo Gonzo, un modelo de periodismo que plantea eliminar la división entre sujeto y objeto, ficción y no-ficción, y objetividad y subjetividad.






Nacido en Louisville, Kentucky, Thompson creció en "El triángulo Cherokee", un barrio histórico de las zonas altas de la ciudad, y estudió secundaria en el colegio masculino de Louisville. Sus padres, Jack y Virginia, se casaron en 1935. La muerte del padre dejó a tres hijos (Hunter, Davison y James) al cuidado de su madre, que tenía problemas de alcoholismo.




Hunter fue arrestado en 1965 por robo, después de chocar un camión de entregas de la empresa de envíos en la que trabajaba, se alistó en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos durante el periodo de espera obligatorio antes del servicio militar. Luego de trabajar en el departamento de información de la base en Eglin, Florida, en 1956, se convirtió en el redactor de noticias deportivas para el Periódico de la base, The Command Courier. También escribió para varios diarios locales, infringiendo reglas de la Fuerza Aérea.


Fue dado de baja honorable en 1958, por recomendación de su oficial superior. "En suma, este soldado, aunque talentoso, no podrá ser guiado por las políticas", escribió el Coronel W.S. Evans, jefe de los servicios de información, al oficial en jefe de la base de Eglin, "a veces su actitud de superioridad y rebeldía parece pegarse en otros miembros de la escuadra". Thompson se burló en una declaración de prensa inventada sobre su dada de baja, diciendo que fue declarado como "completamente inclasificable".





A su salida, se mudó a Nueva York e ingresó a la Universidad de Columbia, donde hizo cursos de escritura de cuentos.


Durante este tiempo, trabajó para la Revista Time como copiador, por un sueldo de 51 dólares a la semana. Trabajando, aprovechó de copiar en su máquina de escribir los libros El gran Gatsby de Scott Fitzgerald, y Adios a las armas de Ernest Hemingway, argumentando que quería aprender sobre los estilos de los autores. En 1959, fue despedido de Time por insubordinación. Más tarde ese año, trabajó como periodista para el Middletown Daily Record, en Nueva York. Fue despedido poco después, por dañar una máquina de dulces de las oficinas del diario, y por discutir con el dueño de un restaurante, a su vez auspiciante del medio.


En 1960, Thompson se mudó a San Juan, Puerto Rico, para trabajar en la revista deportiva El Sportivo, la cual no duró mucho. Pero el cambio a Puerto Rico le permitió a Thompson viajar al Caribe y Sudamérica, escribiendo como Freelance para distintos medios del continente.


El 19 de mayo de 1963 se casó con su novia de siempre, Sandra Dawn Conklin (luego conocida como Sandra Conklin Thompson, y posteriormente Sondi Wright), y tuvieron un hijo, Juan Fitzgerald Thompson, nacido el 23 de marzo de 1964. La pareja intentó tener 5 hijos más, produciendose tres veces abortos, y en dos bebés que sí nacieron, pero murieron al poco tiempo.


Después de diecinueve años juntos y diecisiete casados, Hunter y Sandy se divorciaron en 1980; los dos siguieron siendo amigos hasta la muerte de Hunter en 2005.



En 1965, el editor de The Nation, Carey Williams, le ofreció a Thompson la oportunidad de escribir un artículo sobre su experiencia con la banda de motociclistas Hells Angels. Thompson había pasado un año viviendo y andando con los Hells Angels, pero la relación se quebró cuando los motociclistas empezaron a sospechar que Thompson ganaba dinero con sus textos. La banda exigió parte de las ganacias, y todo terminó con Thompson recibiendo una salvaje paliza. Después de The Nation publicó el artículo el 17 de mayo de 1965, Thompson recibió varias ofertas de publicar un libro, hasta que Random House publicó la edición de tapa dura, llamada Hells Angels: la extraña y terrible saga de las bandas forajidas de motociclistas, en 1966.



La mayor parte del mejor trabajo de Thompson fue publicado en la revista Rolling Stone. Su primer artículo publicado en ella fue Freak Power in the Rockies, en el que relataba su candidatura de 1970 para sheriff del condado de Pitkin, Colorado, como miembro del partido "Freak Power". Thompson perdió en una estrecha votación, habiendo prometido en su campaña la despenalización del consumo de drogas (no así del narcotráfico, que desaprobaba completamente), destruir las calles y convertirlas en pastizales para que la gente camine, prohibir edificios tan altos que escondan el paisaje y la vista a las montañas y rebautizar Aspen, Colorado, como la "Ciudad Gorda". El rival republicano contra el que compitió, lo instaba a rasurarse la cabeza y lo llamaba "mi oponente melenudo".



Thompson se fue a trabajar como corresponsal político para Rolling Stone, reteniendo el título de Director de Asuntos Nacionales durante treinta años, hasta su muerte. Dos de sus libros, Miedo y Asco en Las Vegas y Miedo y asco en la campaña presidencial de 1972, fueron publicados (por entregas) en la revista. Junto con Joe Eszterhas y David Felton, Thompson fue fundamental en el proceso de expansión de Stone hacia más allá de solo la crítica musical. De hecho, Thompson fue el único escritor de planta de aquella época que no contribuyó jamás con un artículo sobre música en la revista. Sin embargo, sus historias siempre tenían pinceladas y referencias a la música pupular, desde Howlin' Wolf hasta Lou Reed. Armado con una de las primeras máquinas de fax a donde sea que fuese, se hizo famoso por entregar sus artículos a última hora, casi ilegibles, a las oficinas de la revista en San Francisco, siempre demasiado tarde para editarlos y corregirlos, pero justo a tiempo para publicarlos.




Nacimiento del Periodismo Gonzo



En 1970, Thompson escribió un artículo llamado El Derby de Kentucky es Decadente y Depravado (The Kentucky Derby is Decadent and Depraved), para una una pequeña revista deportiva llamada Scanlan's Monthly. Aunque no fue muy leído en su momento, el artículo es el primero en el que Thompson utiliza las técnicas de los que posteriormente sería el Periodismo Gonzo, un estilo que ocuparía durante la mayor parte del resto de su carrera literaria. La descripción maniática y subjetiva en primera persona, fue supuestamente el resultado de la desesperación de Thompson, quien se enfrentaba a una inminente fecha límite para entregar el artículo, ya sin tiempo, arrancó las páginas de su cuaderno de apuntes y se las mandó a su editor, sin corregirlas o siquiera organizarlas. Ralph Steadman, quien colaboraría luego con Thompson en gran cantidad de artículos, contribuyó para éste dibujos expresionistas a tinta y lápiz. Thompson estaba resignado, seguro de ser despedido, cuando su editor lo llamó para felicitarlo el "excelente" artículo que había escrito.
El primer uso de la palabra Gonzo para describir el trabajo de Thompson fue del periodista Bill Cardoso. Cardoso conoció por primera vez a Thompson en 1968, en un bus lleno de periodistas viajando para cubrir el comienzo de las elecciones presidenciales estadounidenses en New Hampshire. Cardoso describió la aparición del artículo Kentucky Derby como una iluminación: "Ahora sí, esto es Gonzo puro. Si este es el principio, que siga llegando". Thompson tomó la palabra de inmediato y, según Ralph Steadman, dijo: "Ok, eso es lo que hago. Gonzo."


¿Que es el periodismo Gonzo?

lunes, 18 de febrero de 2008


El Periodismo Gonzo es un estilo de reporteo, sub-género del Nuevo Periodismo, que plantea un acercamiento directo al objeto (la noticia), llegando hasta el punto de influir en ella, y volviendo al periodista en parte importante de la historia, como un actor más; también suele imprimir más importancia al contexto que al texto, es decir, da preponderancia al ambiente en que ocurre tal hecho, por sobre el hecho mismo. El término se usó especialmente para describir el distintivo estilo narrativo del periodista y escritor estaudounidense Hunter Stockton Thompsom (foto).









Hunter S. Thompson



El Derby de Kentucky es Decadente y Depravado es considerado el primer artículo propiamente gonzo, además del primero en ser bautizado como tal. En él, Thompson retrata no lo acontecido en la carrera (que era lo que su editor le había pedido que hiciera) sino todo el mundo y comunidad alrededor de éste, describiendo el alcoholismo y la decadencia de la multitud que se formaba entre el público. Thompson (en una práctica que caracterizaría su carrera) estaba atrasado para entregar el reportaje y no había escrito prácticamente nada, por lo que, resignado, envió sus apuntes desordenados y sin revisar al diario, seguro de ser despedido. Al poco tiempo después, su editor lo felicitó por el "excelente artículo" que había escrito y que fue publicado y recibido con gran entusiasmo por el público.







Influencias





Los antecedentes del periodismo gonzo se pueden rastrear hasta el Nuevo Periodismo, estilo de vanguardia en la época, que privilegiaba la visión subjetiva por sobre la objetividad, y la narración más literaria por sobre la piramide invertida. También es posible encontrar puntos en común con el movimiento Beat y la escritura libre y deshinibida de Jack Kerouac. Sin embargo, el trato mucho más crudo, la apología al alcoholismo y las drogas y el ya mencionado "estilo particular" de redacción de Thompson, hacen del periodismo gonzo un género propio, que incluía tanto trabajo periodístico como una "imagen a lo gonzo", a imitación de Thompson, y que cultivarían otros autores, como Lester Bangs y P.J. O'Rourke.







Drogas y alcoholismo






Otro elemento con que se identifica al periodismo gonzo es la descripción copiosa y orgullosa del consumo de drogas y alcohol, como otro factor que distorsiona la visión objetiva y que otorga la motivación al periodista. De hecho, una de las claves para entender la narrativa de Hunter S. Thompson es el uso a destajo de cuanta droga fuese posible encontrar. Como menciona Thompson en una entrevista:" Odio tener que abogar por las drogas, el alcohol, la violencia o la locura, pero es que siempre han funcionado para mi". Aunque para muchos el consumo de sustancias es la pieza clave del periodismo gonzo, autores como Lester Bangs criticaron en su momento esta práctica, por considerarla después de cierto tiempo agotada y hasta cliché.







Rolling Stone




Para muchos, la revista Rolling Stone fue la cuna de los primeros autores gonzo, y donde se le dio mayor cabida a este nuevo estilo que surgía. Sin embargo, muchos autores le restarían importancia como otro aparato del sistema, especialmente luego de su traslado a Nueva York en la década de los '80. Lester Bangs, por ejemplo, fue despedido por "faltarle el respeto a los músicos", práctica que tanto Bangs como Rolling Stone explotaron con anterioridad con el periodismo gonzo y por el que se hicieron conocidos









Despues de haberse convertido en un icono de la contracultura americana, con mas de 10 libros en su haber, Hunter Stockton Thompson se suicidó a la edad de 67 años en su rancho de Colorado.
En un comunicado de prensa Juan Thompson, hijo del fallecido autor, informó que "el 20 de febrero el doctor Hunter S. Thompson terminó con su vida disparándose en la cabeza en su recinto fortificado en Woody Creek, Colorado. Hunter guardaba celosamente su intimidad y rogamos que sus amigos y admiradores respetan esa intimidad y la de su familia".











Articulos









  • The Nation



The Motorcycle Gangs: Losers and Outsiders — mayo de 1965


  • Scanlan's Monthly



The Temptations of Jean-Claude Killy — 1970
The Kentucky Derby is Decadent and Depraved — 1970









  • Playboy



The Great Shark Hunt — 1974
Fear and Justice in the Kingdom of Sex — 2004









  • Rolling Stone





Freak Power in the Rockies — 1970
Strange Rumblings in Aztlan — 1971
Fear and Loathing in Las Vegas — 1971
The Banshee Screams for Buffalo Meat — 1972
Memo from the Sports Desk & Rude Notes from a Decompression Chamber — 1973
Fear and Loathing at the Watergate — 1973
Fear and Loathing at the Superbowl — 1974
Jimmy Carter and the Great Leap of Faith, An Endorsement With Fear and Loathing by Hunter S. Thompson — 1976
A Dog Took My Place — 1983
Fear and Loathing in Elko — 1992
He was a Crook — junio de 1994
Polo Is My Life — (RS 697) 1995?
Fear and Loathing, Campaign 2004 — 2004

















Bibliografia















The Rum Diary. (1959; Simon & Schuster, 1999)



Hells Angels: A Strange and Terrible Saga. (New York, Random House, 1966; Ballantine Books, 1996)



Fear and Loathing in Las Vegas: A Savage Journey to the Heart of the American Dream. (New York, Random House, 1971; Vintage, 1989, Vintage, 1998)



Fear and Loathing: On the Campaign Trail '72. (San Francisco, Straight Arrow Books, 1973; Warner Books, 1985)



Gonzo Papers, Vol. 1: The Great Shark Hunt: Strange Tales from a Strange Time. (New York, Summit Books, 1979; Simon & Schuster, 2003)



The Curse of Lono. (Bantam Books, 1983)



Gonzo Papers, Vol. 2: Generation of Swine: Tales of Shame and Degradation in the '80s. (New York, Summit Books, 1988; Vintage, 1989, Simon & Schuster, 2003)



Gonzo Papers, Vol. 3: Songs of the Doomed: More Notes on the Death of the American Dream. (New York, Summit Books, 1990; Pocket, 1991, Simon & Schuster/Touchstone, 2002)



Screw - Jack: and other stories. (Santa Barbara, Neville Press, 1991; Simon & Schuster, 2000)



Gonzo Papers, Vol. 4: Better Than Sex: Confessions of a Political Junkie. (New York, Random House, 1994; Ballantine Books, 1995)



The Fear and Loathing Letters, Vol. 1: The Proud Highway: The Saga of a Desperate Southern Gentleman 1955–1967. (New York, Random House, 1997; Ballantine Books, 1998)



Fear and Loathing in America: The Brutal Odyssey of an Outlaw Journalist 1968–1976. (Colección de textos publicados por primera vez en la revista Time, 1997; Simon & Schuster, 2001)



Kingdom of Fear: Loathsome Secrets of a Star-Crossed Child in the Final Days of the American Century. (Simon & Schuster; 1st Simon edition, 1 de noviembre, 2003)



Hey Rube: Blood Sport, the Bush Doctrine, and the Downward Spiral of Dumbness Modern History from the Sports Desk. (Simon & Schuster, 11 de agosto, 2004)